Monólogos de la Regina

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Regina y la crisis.

La Regina, auxiliar en la limpieza de la casa, llegó como todos los viernes. Con la moral laxa que la distingue, –a ella, por desgracia no a la casa-  breve en su vestimenta y con escote propicio, limpió diligentemente.  Entiendo que vive en Umán, no sé si nació ahí o fue criada –de criar, no de servir. Pretendía preguntarle cuando me ganó la palabra: “Don, ayer anduvo por allá un candidato de esos que se anuncian en los postes. Nos formamos, usted sabe, para ver qué nos tocaba, y no hablo de tocar con las manos, sino de recibir”. “Sí, te entiendo”. “Ya sabe, se paran ahí, dicen sus mentirotas, los demás hacemos como que les creemos, les aplaudimos y al final, regalan cosas.

Siempre aprovecho las campañas para cambiar las camisetas de los niños, porque con 6 hijos, pues no da el gasto. Lo malo es que de los seis hijos, cinco son hombres y esto de la equidad de género en las campañas me está partiendo, porque hay como 4 viejas que son candidatas y mis hijos no las quieren, ni a ellas ni a sus camisetas”. “Me imagino, pero ¿qué dijo el candidato?” “Lo de siempre, nada, pero conseguí 2 camisetas”. “¿No lo escuchaste?” “¿Para qué? Siempre es lo mismo. Que si votamos por ellos, tendremos más trabajo. Para juntar la quincena, trabajo catorce horas diarias, toda la semana… ¿para qué quiero más trabajo?

Lo que necesitamos es dinero. El domingo en misa el Padre me preguntó si mis hijos rezaban antes de cenar, le contesté que en primera, no era tan mala cocinera y en segunda, que rezamos todo el día, pero para que haya de cenar”. “¿Te contestó algo el Padre?” “Pues creo que se molestó un poco porque cuando me dijo: “Todos estamos en crisis, hija, que Dios te acompañe”, le contesté que sí, pero que se fuera antes de cenar. Como no les ha ido bien con las limosnas, me lo quería mandar a cenar a la casa y pues no alcanza”. “Sí, claro…”

“Pero verá, esto de la crisis también tiene su lado positivo, todos en casa hemos bajado de peso. Usted sabe, hay gente que le tiene pánico a las alturas, pues yo se lo tengo a las anchuras, así que no nos quejamos”. “Qué bueno que eres positiva, Regina. Son tiempos difíciles para este país y todos somos responsables por permitir que los políticos lo secuestren de esta manera. El mundo de la política mexicana es pequeño, y los que en él habitan tampoco son muy grandes”.

Y así, como todas las semanas, le pagué a la Regina  y se fue.