Anthony Gottlieb sobre la tolerancia religiosa

Anthony Gottlieb nos explica al filósofo Pierre Bayle

Pierre Bayle fue uno de los más respetado y famosos filósofos de su época, pero hoy se habla poco de él. 

Anthony Gottlieb, autor de "El sueño de la razón : historia de la Filosofía, de los griegos al Renacimiento", explica por qué Bayle debería ser más conocido, en especial por su punto de vista sobre la tolerancia religiosa, el escepticismo y el estado secular. 

Pierre Byle, francés, vivió a finales del siglo 17. De familia protestante, paso gran parte de su vida en Holanda, mucho más tolerante, religiosamente hablando, que Francia. 

Es importante resaltar su protestantismo porque en aquella época, había pocos en Francia, lo que le provocaría suficientes problemas que lo marcaron de por vida y lo llevaron a escribir sobre la tolerancia religiosa.

De hecho, fue uno de los filósofos más leídos durante el siglo 18, por su “Diccionario Histórico y Crítico”, un libro que se encontraba en más casas que cualquier otro libro de referencias.

Anthony Gottlieb:

"Su padre y su hermano fueron asesinados por ser protestantes. Su hermano fue encarcelado y le ofrecieron la libertad a cambio de que se convirtiera al catolicismo, pero se negó. Bayle nunca logró sobreponerse a la pérdida y como resultado, sus escritos sobre la tolerancia religiosa son más apasionados, más incluso, que los de Locke o Voltaire

El concepto central de Bayle fue la conciencia. Él escribía: ‘Dios nos dio conciencia. ¿Para qué dárnosla si se opone a que la utilicemos?'  

Ahora, supongamos que alguien practica ‘la religión equivocada’ desde mi punto de vista. Si esa persona cree lo que cree por convicción, porque su conciencia se lo dicta, no podría ser un pecado el que piense diferente a mí.

Para ejemplificar su posición, contaba la historia de un agricultor francés que había desaparecido de su pueblo. 10 años después, aparentemente había regresado y su esposa estaba convencida de que el hombre que había regresado, era su esposo; Martin Gare se llamaba. 

Vivieron juntos y tuvieron hijos. Años después, regresó el verdadero Martin Gare. El impostor admitió lo que había hecho y fue ejecutado. Pero nadie pensó en castigar a la esposa, porque ella había actuado según el dictado de su conciencia. Bayle pensaba que ésta era una buena analogía de cómo se debería tratar a las personas que creen en un Dios diferente al mío, o con diferentes atribuciones. 

Si seguían lo que su conciencia les dictaba, entonces no deberían terminar en el infierno en el que yo, sí creo. 

`No debería sorprendernos el encontrar un ateo que sea un buen hombre, o por lo menos no sorprendernos más que cuando encontramos a un cristiano que es un mal hombre'.

Pero no era el único argumento de Bayle. Se caracterizaba por tener una avalancha de argumentos. Incluso, Voltaire escribió que era el mejor argumentador que había existido.

Otro de los buenos puntos de Bayle en el tema de la tolerancia es que todos los herejes creen que los herejes, son los demás, y que él o ella, son los que tienen la verdad y pertenecen al único grupo que tiene la verdad.

Ahora, si lo correcto y justificable es perseguir a los herejes, tomando en cuenta la realidad, la mayoría estaría matando al resto, que es lo que ha sucedido. Bayle no consideraba lo anterior, 'muy cristiano', '¿sería ese el deseo de Jesús?' se preguntaba.

La cantidad de argumentos que presenta son muchos y de todo tipo, como lo saben los pocos que han leído su libro sobre tolerancia, que por cierto, se llama: 'Un comentario filosófico sobre estas palabras de Lucas en el Evangelio 14:23: Fuérzalos a entrar para que se llene mi casa'.

Resulta evidente que el título es poco amigable y el contenido del libro, aún menos.

John Locke también escribió sobre la tolerancia, pero su punto de vista era angosto. A él lo que le interesaba era el cristianismo, en el que creía y no era precisamente paciente con cualquier otra religión. 

Los católicos presentaban un caso especial para Locke, como para muchos de los que escribían sobre la tolerancia en esos días y era especial, políticamente hablando. Se creía que los católicos sólo debían ser leales, no a un líder o soberano nacional, sino sólo al Papa, y esa era la razón por la que creían que había que tener cuidado con la libertad que se les otorgaba a los católicos en países protestantes. 

Ahora, Bayle también tenía sus problemas con los católicos, porque le parecía, desde luego, a partir de sus experiencias, que los católicos simplemente no podían evitar estar persiguiendo a otros. ¿Qué hacer con ellos?

Existe debate sobre la posición final de Bayle, pero yo diría que era: quizá para los católicos no era pecado perseguir a otros si el perseguirlos era lo que dictaba su conciencia, utilizando sus propios argumentos, pero de cualquier forma, ¡había que detenerlos!

En cuanto a los ateos, Bayle quizá fue la primera persona en decir que una sociedad atea no sería una mala ocurrencia. Desde luego, creía que sus puntos de vista eran errados, pero igualmente pensaba que si se les permitía que gobernaran un país, desde luego, donde la mayoría fueran ateos, no necesariamente se tendría que esperar un colapso moral de la sociedad.

Pensarlo y sobre todo, decirlo en aquella época, fue valiente; primero, por lo impopular de los ateos y segundo, por ser hipotético, ya que no existían en esos años sociedades ateas.

Hoy en día sabemos que tenía razón. Basta con ver a Dinamarca y Suecia.

Decía que si echabas un vistazo al mundo descubrirías que lo que determina las creencias de las personas, no es necesariamente lo que aprenden en su Iglesia un domingo o en la Sinagoga el sábado; sino que viene dado por la personalidad de cada quien, el entorno y las circunstancias.

"Te puedo asegurar que en esa época, todos los malos eran religiosos"

Un admirador de Bayle 100 años después, Bernard Mandeville, escribía `No debería sorprendernos el encontrar un ateo que sea un buen hombre, o por lo menos no sorprendernos más que cuando encontramos un cristiano que es un mal hombre'.

Desde luego, no hablaba sólo de los cristianos, si no de todas las religiones. Lo que sí te puedo asegurar, es que en esa época, todos los malos, eran religiosos.

Así que el comportamiento emerge de la personalidad y no de la religión. Y tenía razón, hoy, sabemos que el ser religioso, no te hace una mejor persona. 

Por sus ideas fue criticado y perseguido, por lo que tuvo que salir de Francia e irse a un país mucho más tolerante, que fue Holanda.

En cuanto a su posición respecto a la existencia de Dios, Bayle siempre defendió el escepticismo, cuando se aplicaba a todo, incluyendo la religión. Lo defendía en las áreas que hoy conocemos como campos de la ciencia, por el hecho de que siempre sabremos mucho menos de lo que creemos que sabemos.

En el caso de la religión y en específico, sobre la existencia de Dios, su posición era que un ser humano no puede suspender su creencia sobre la existencia de Dios; debe creer en Él. Sin embargo creía que el escepticismo era bueno para recordarnos hasta dónde tenemos que depender de la fé para ser religiosos y no de la razón. 

Lo anterior lo metió en muchos problemas, ya que para comprobar su dicho, atacaba muchos argumentos teológicos. Quería demostrar que muchas posiciones teológicas, como el creer en un dios omnipotente y generoso que creó el mundo, no sea responsable del mal que existe. Lo anterior no podía ser explicado con argumentos de la razón y dependía exclusivamente de la fé. 

El escepticismo, decía, es necesario porque nos muestra las debilidades del razonamiento, obligándonos a echar mano de la fé.

Consideraba también que la moralidad no depende de la religión, que para su época, era una idea totalmente nueva".

Estas son las palabras de Anthony Gottlieb sobre un filósofo olvidado por los tiempos, que fue héroe de importantes pensadores como Voltaire, Federico El Grande, Catalina La Grande o Thomas Jefferson, que no necesariamente eran filósofos, pero sí líderes de su época.

Anthony Gottlieb también es autor de: 

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